Desde el alba, devotos católicos acudieron a las iglesias de sus comunidades para participar en la celebración del Miércoles de Ceniza, acto que da inicio a la cuaresma, un periodo de reflexión y preparación para la Semana Santa.
Durante la misa en la parroquia San José de la Montaña, en San Salvador, el sacerdote Luis Acuña destacó la importancia de este tiempo litúrgico como una jornada hacia la Pascua, el núcleo de la fe cristiana. “La cuaresma es un viaje hacia la resurrección, esencial para nuestra existencia”, comentó Acuña en su sermón.
El padre Acuña enfatizó que la imposición de la ceniza, que se realiza dibujando una cruz en la frente de los fieles, simboliza un gesto de amor divino. Asimismo, instó a la congregación a dedicarse a la limosna, el ayuno y la oración durante este periodo.
La ceniza, que recuerda la mortalidad y humildad del ser humano ante Dios, proviene de la incineración de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año previo. Al aplicarla, el sacerdote recuerda a los creyentes su origen terrenal y destino final con las palabras: “De polvo eres y en polvo te convertirás”.
Este tiempo litúrgico se caracteriza tradicionalmente por la observancia del ayuno, la oración y la penitencia, comenzando con el Miércoles de Ceniza.